09 agosto

Los tres azotes de la sociedad opulenta

La salud pública cae en picado, quiero decir, las personas en general, sin distinción de sexos ni de clases sociales, caen más fácilmente enfermas, son víctimas de dolencias que se vuelven crónicas a edades cada vez más tempranas: problemas con las articulaciones, dolores de espalda, digestiones complicadas, fatiga crónica, diabetes, desgana y apatía...

Me atrevería a decir que tres factores intervienen de modo decisivo en este proceso de degradación de la salud.

El primero, la desnutrición. No tiene que ver con la falta de peso. Al contrario, muchas personas obesas están en realidad desnutridas. Ello se debe a que buena parte de lo que ingieren se compone de alimentos «vacíos», esto es, pobres de nutrientes, tan solo contienen calorías. Pero el cuerpo no puede sostenerse con solo calorías; necesita un buen equilibrio entre los macro y los micronutrientes. Lípidos, carbohidratos, proteínas, vitaminas, encimas, minerales y fibras tienen que aparecer de forma equilibrada en una dieta eficaz. La falta de este equilibrio termina ocasionando estragos dentro del organismo.

El segundo, la intoxicación. Sabido es que el exceso de proteínas intoxica el organismo. Pues bien, el abuso de carnes y de lácteos acarrea un exceso de proteína, con las fatales consecuencias que se siguen: artrosis, congestiones, riesgos de crisis cardíacas, debilitamiento del sistema inmunológico, descalcificación ósea…

Y el tercero, y no menos importante, la adicción. Por lo general, cuanto más nocivo es un producto más nos atrae su consumo. Ejemplos, a millares, coca-cola, nocilla, patatas fritas de bolsa, carnes y mariscos enlatados…

Para recuperar la salud, poco menos hay que hacer lo contrario de lo que ahora hace la mayoría, es decir: comer menos, evitar el pan, los espaguetis, las pizzas, incluir una ensalada diaria, dar prioridad en los postres a frutas tan nobles como la manzana, frente a los helados y bollos que las reemplazan. Con un poco de sentido común, tal vez saldríamos de ésta.

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