30 enero

A propósito del alma

El alma es materia que emana de todo ser vivo y se mantiene unida a él. Cuando éste desaparece, aquélla también desaparece. Físicamente, se asemeja a una nube de dimensiones escuetas que flota sobre la cabeza y alrededor del cuerpo-huésped. Invisible, se requiere una destreza y un aprendizaje especiales para poder distinguirla. Muy pocos lo logran.

El alma se agarra a los objetos que son de uso cotidiano, de manera que poco a poco queda prendida a ellos, hasta convertir al ser que los utiliza en una criatura poliédrica. Este fenómeno tiene que ver con la noción de apego. Lo podemos constatar con el ejemplo de los automóviles, los cuales acaban adoptando las trazas y la personalidad de sus respectivos propietarios.

Cabe preguntarse qué ocurre con el alma, si está constituida de materia gaseosa, cuando la parte sólida se extingue. ¿Se da un fenómeno de desvinculación, quedando de este modo el alma liberada para siempre? O por el contrario, ¿acaso también ella concluye sus días, al haber expirado el cuerpo que la sustentaba?

Ignoro las respuestas a estas preguntas. Me gusta pensar que el alma prosigue su camino: puede que se convierta en errabunda del cosmos; o puede que se una a otro ser, con el que forma un tándem que ha de durar un nuevo ciclo. La inmortalidad existe, pero siempre de manera relativa: más que acabarse, la materia se transforma.

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