06 septiembre

18. Un poco de sentido común

03 de septiembre

Decididamente, se trata de emplear el sentido común a la hora de elegir qué comer y cómo combinar los alimentos. Por desgracia, condicionamientos que proceden la mayor parte de nuestra infancia nos impiden tomar las buenas decisiones. Por lo que se impone un desaprendizaje: olvidar lo que habíamos aprendido para empezar de nuevo con bases nuevas, milenarias en realidad, muchísimo más sanas.

Desayuno: una pera y dos manzanas.

Almuerzo: crema de garbanzos con manzana, dos plátanos y tres dátiles.

Comida: zanahoria r. con crema de champiñones. Una pera.

Merienda: Nueces. Uvas.

Cena: ensalada de zanahoria r., cebolla, pimiento, medio aguacate, dos champiñones, pasas, nueces, chucrú, vinagre y aceite de oliva. Una pera.

04 de septiembre

Es difícil padecer indigestión o dolor de barriga por comer alimentos crudos; sin embargo, es posible. En mi caso, digiero mal los garbanzos crudos (y ya van dos días seguidos que los como), y tal vez haya comido demasiado durante la cena.

Desayuno: uvas, tres manzanas y una pera.

Almuerzo: naranja, uvas, manzana y pera.

Comida: ensalada de zanahoria r., pimiento, tomate, cebolla, champiñón, chucrú, nueces, garbanzos y aceite de oliva.

Merienda: compota de dos manzanas y garbanzos crudos.

Cena: lasaña cruda: tiras de pepino; para el relleno: tomate, guisantes, lentejas g. y nueces; y crema por encima de anacardos batidos con media cebolla, sal, cacahuetes crudos y aceite de oliva.

05 de septiembre

Día en que recibo en casa a un joven de 12 años. Conmigo estudiará español, historia y francés. La idea es que se convierta en el profe que me explica las lecciones. Tendrá que aprender a realizar resúmenes y esquemas de lo que vaya leyendo.

Desayuno: uvas, plátanos y peras.

Almuerzo: nueces de indias. Plátano.

Comida: ensalada de zanahoria r., pepino, nueces, tomate, pimiento, cebolla, vinagre y aceite.

Merienda: dos manzanas, nueces y plátano.

Cena: tomates-cereza, uvas, pepino y una naranja.

2 comentarios:

  1. Las legumbres son de por sí bastante fuertes para el aparato digestivo. De hecho creo que solo los garbanzos de pueden comer crudos (después de dejarlos a remojo). Y lo sé por experiencia ya que una vez intenté hacer un falafel de alubia roja y menuda intoxicación me pillé sin esperármelo. Por ello, quizá es simplemente cuestión de que causan molestias digestivas, cocinados o crudos.

    En cuanto al alumno, seguro que aprende un montón con tu tutelaje. La enseñanza es una tarea muy complicada pero que ofrece grandes retos y recompensas. Sobre todo observar cómo el alumno se desarrolla y se va preparando para la vida gracias a tu intervención. El ejemplo y la huella que puedes dejar le acompañará para siempre.

    PD: respecto de lo que me comentabas en otra entrada de la altura, no, mido 1,76 nada más, pero después de casi cuatro años de religioso entrenamiento con pesas, pasé de 70 kg y una muy baja forma física a los 90kg actuales y con una fuerza considerable, sin sustancias extrañas. Solo correcta alimentación, constancia, descanso y un entrenamiento sin excesos. Un poco gracioso ver que en algunos círculos ahora me llaman el "fuerte" o el "cachas", cosa que me hace bastante gracia teniendo en cuenta que durante la universidad llegué a pesar unos escasos 60 kg.

    ResponderEliminar
  2. Y aquí entra la cuestión del peso ideal. Hay una tabla por edades donde en función de la altura se asigna un peso. Pero debería tenerse en cuenta la morfología de cada uno, por lo que esa tabla no es del todo de fiar. Yo siento que estoy en mi peso idóneo, pero cuidado con bajar más. Por suerte, me he estabilizado y ya no adelgazo.
    Tengo dos alumnos y los dos son excelentes. Aprenden por separado. Mi propósito es inculcarles el gusto por la lectura, la autonomía, la capacidad de autoaprender hasta llegar a ser el propio director de orquesta que asume sus decisiones, toma riesgos, sabe encajar las derrotas... El año pasado no funcionó porque tenía tres alumnos de golpe, dos de once y uno de ocho; las diferencias de edades rompía los esquemas; además faltaba la motivación y entre ellos hubo hostilidades.

    ResponderEliminar