29 de agosto
Algunas veces, durante este mes, he comido maíz de lata y dos veces, compota de ciruela. No son alimentos crudos, sino cocinados, por lo que no podría afirmar que mi dieta ha sido completamente crudivegana. Sí lo ha sido al 99%, lo que no está nada mal. Reinicio, pues, las cuentas y a partir de hoy espero conseguir el objetivo de la dieta crudivegana sin fisuras.
Desayuno: pera, ciruela, manzana y plátano.
Almuerzo: crema de almendras.
Comida: ensalada de lechuga, pimiento picante, cebolla, tomate, pepino, nueces y salsa de lino.
Merienda: zanaplá con melón.
Cena: aguacate, dos ciruelas y una pera.
30 de agosto
Ahora que han bajado las temperaturas iré al huerto solamente los martes, jueves, sábados y domingos. De todos modos, los topos me han arruinado las lechugas y las tomateras no quieren dar fruto.
Desayuno: plátano, pera, manzana, ciruela.
Almuerzo: crema de almendras con dos melocotones.
Comida: ensalada de lechuga, tomate, pepino, pimiento picante, nueces y salsa de lino.
Merienda: zumo de limón con melón y uvas. Una pera.
Cena: dos peras, uvas. Aguacate y tomate.
31 de agosto
Debo prestar atención a los plátanos, puesto que su abuso provoca picos de azúcar, seguidos de períodos de desánimo. Lo cual me incita a abandonar esta dieta, que tanto me está costando mantener.
Desayuno: plátano, uvas, ciruela, pera.
Almuerzo: crema de almendras con dos melocotones.
Comida: ensalada de lechuga, tomate, pepino, pimiento, cebolla, nueces y salsa de lino.
Merienda: zanaplá con dos plátanos. Melón.
Cena: aguacate, tomate, dos ciruelas y una pera.
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