14 agosto

4. Champiñones crudos en la ensalada

26 de julio

Notable descenso de la temperatura. Cielo cubierto. En vano he estado esperando la lluvia todo el santo día. Riego las plantas y los pequeños tallos de los guisantes empiezan a crecer. He plantado por lo menos cuatro árboles frutales, entre los cuales, un aguacate.

Desayuno: dos manzanas.

Comida: ensalada de aguacate con nueces de indias y chucrú. Además, por encima una salsa a base de cilantro.

Merienda: zanaplá.

Cena: lo mismo que al mediodía, pero he añadido dos champiñones en rodajas.

En el supermercado he hecho provisiones de tomates, plátanos y limones. Me resisto a comprar manzanas porque encuentro que cada vez las venden menos apetitosas.

27 de julio

Hace bastante menos calor, lo cual es de agradecer. En el huerto he recogido algunas hojas (menta, pis-en-lit) para mi ensalada del mediodía.

En cuanto a la salud, no siento especial flojera, más bien una especie de ligereza. Mis pensamientos parecen más livianos y fluidos. En la piel me han salido heridas y costras que atribuyo al proceso de desintoxicación. Es mi sexto día consecutivo de dieta crudivegana y no noto signos alarmantes ni cambios significativos en mi metabolismo. Bien es cierto que antes de empezar, ya comía una dieta bastante equilibrada. La diferencia más importante estriba en que he suprimido los almidones (arroz, patatas, harinas).

Desayuno: dos manzanas.

Comida: ensalada a base de champiñones crudos, tomate, hojas silvestres, medio aguacate, media cebolla.

Merienda: zanaplá.

Cena: dos limones batidos con yogur de soja natural.

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